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Por qué las listas, alarmas y agendas no te están funcionando (todavía): una mirada desde el déficit de atención en adultos

Con déficit de atención, es fundamental primero trabajar y fortalecer las funciones internas, antes de implementar y ajustar las herramientas externas de organización.
Con déficit de atención, es fundamental primero trabajar y fortalecer las funciones internas, antes de implementar y ajustar las herramientas externas de organización.

En teoría, organizar tu día no debería ser tan difícil. Solo necesitas hacer una lista de tareas, establecer horarios, poner una alarma o dos, y seguir el plan.

Pero si tienes un perfil compatible con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), sabes que las cosas no funcionan así de simple. Puede que tengas varias apps de productividad, una agenda nueva con colores muy bonitos, y aún así termines sintiéndote igual de disperso, frustrado o desbordado. ¿Por qué?

La respuesta no está en tu falta de esfuerzo. Está en cómo funciona tu cerebro.


Un tema de biología, no de voluntad


El TDAH no es un “problema de atención”, aunque parezca irónico. Es una condición neurobiológica que afecta el desarrollo y funcionamiento de las funciones ejecutivas, es decir, las habilidades mentales que usamos para decidir a que atendemos y a que no, planificar, organizar, priorizar, sostener el esfuerzo, manejar emociones y controlar impulsos. 

Entonces, cuando proponemos una estrategia externa (como una lista de tareas o una alarma), estamos asumiendo que el cerebro podrá tomar esa herramienta y usarla de forma efectiva, lo que ocurre es que, si el sistema ejecutivo está alterado, esto no se da automáticamente.

En otras palabras, no se trata de que no quieras usar la agenda. Es que tu cerebro no logra sostener la intención de hacerlo, especialmente en contextos de alta demanda emocional, fatiga o tareas poco motivantes.


Las estrategias externas no son inútiles… pero llegan demasiado pronto


En consulta, muchas personas con TDAH dicen algo como:

“Ya lo intenté todo: alarmas, post-its, rutinas, ¡hasta contratar un coach! Pero nada me funciona más de dos semanas.”

Eso tiene una explicación clínica clara. Las herramientas externas sólo son efectivas cuando se apoyan sobre una base interna regulada. Si primero no hay un trabajo terapéutico de reconocimiento emocional, de manejo de la impulsividad, de conexión con las metas personales y de reducción de la culpa, esas herramientas se convierten en un recordatorio de todo lo que no estás logrando.

Una lista de tareas no tiene poder por sí sola, lo que le da fuerza es el sistema emocional y motivacional que permite que la persona vuelva a ella, la actualice y la sostenga en el tiempo. Sin eso, es solo papel.


El circuito que sabotea las listas


Desde la neuropsicología, se ha estudiado que en el TDAH existen alteraciones en el circuito fronto-estriado, implicado en la regulación del esfuerzo, la toma de decisiones y el mantenimiento del objetivo en mente. Esta vulnerabilidad hace que las tareas que no producen una recompensa inmediata (como planificar, revisar una agenda o seguir un horario) se vivan como excesivamente costosas.

Además, el sistema límbico (implicado en la emoción) puede activarse rápidamente con frustración o aburrimiento, y “secuestrar” la atención, generando desconexión o evitación.

Esto significa que, incluso con buena intención, puedes abandonar tus estrategias simplemente porque tu sistema nervioso no toleró el costo de mantenerlas activas.


Entonces, ¿qué funciona?


No se trata de renunciar a las listas ni a las agendas, se trata de preparar el terreno para que tengan sentido, un abordaje clínico efectivo para el TDAH debe:


  • Fortalecer primero las funciones internas: como el reconocimiento emocional, la capacidad de pausa y la autocompasión.

  • Ajustar las herramientas externas a la realidad y no a la fantasía de productividad perfecta.

  • Validar el proceso: reconocer que si fallas una vez, no estás “volviendo a cero”, sino aprendiendo a sostener un nuevo sistema.


En NeuroHealth, por ejemplo, hemos desarrollado un Programa Psicoterapéutico Individualizado para TDAH en adultos que justamente parte de este principio: no imponer sistemas organizativos desde fuera, sino construir la estructura desde dentro. Porque cuando el proceso es humano, realista y adaptado al funcionamiento individual, las herramientas dejan de ser enemigas para convertirse en aliadas.


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Una agenda no puede resolver lo que el cuerpo y la mente aún no han podido procesar

Quizás el problema no es que no sepas organizarte. Quizás el problema es que nadie te enseñó cómo hacerlo con un cerebro como el tuyo.


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