¿Por qué soy así? la personalidad y sus desviaciones
- Neurohealth RD
- 2 jul 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago 2024
¿Te has sentido abrumado por problemas en el trabajo, conflictos en tus relaciones de pareja, peleas con amigos y una sensación constante de que todo va mal, pero sientes que no es tu culpa? Si es así, sigue leyendo.

¿Qué es la personalidad?
Es como la huella digital de tu mente: un conjunto único de características que define cómo piensas, sientes y te comportas. Estos patrones son bastante constantes a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones. La personalidad es el núcleo de quienes somos, influenciando nuestras interacciones con el mundo y con los demás. Sin embargo, cuando ciertos rasgos se vuelven demasiado rígidos y problemáticos, pueden convertirse en lo que se llama un trastorno de personalidad.
¿Qué es un trastorno de personalidad?
Un trastorno de personalidad es cuando una persona tiene maneras de pensar, sentir y comportarse que son muy diferentes de lo que se espera en su cultura. Estos patrones son inflexibles y duraderos, y pueden causar problemas significativos en la vida diaria.
Estos trastornos son bastante comunes, afectando al 10-15% de la población. Pueden ser igual de comunes en hombres y mujeres, aunque ciertos tipos son más prevalentes en un género que en otro. Por ejemplo, el trastorno antisocial es más común en hombres, mientras que el trastorno límite es más frecuente en mujeres.
Lo complicado es que estos trastornos a menudo son egosintónicos, lo que significa que las personas que los padecen no siempre ven sus comportamientos como problemáticos porque están en sintonía con su autoimagen. Esto puede dificultar aún más su día a día.
No todas las personas con rasgos fuertes de personalidad tienen un trastorno. Algunas personas pueden tener características acentuadas que influyen en su vida, pero no de una manera tan disruptiva. Por ejemplo, alguien muy meticuloso y organizado podría experimentar algunos inconvenientes, pero no necesariamente un trastorno.
Ejemplos de trastornos de personaliad
Trastorno límite de personalidad: las personas con TLP tienen relaciones inestables, una autoimagen cambiante y emociones intensas. Pueden pasar de adorar a alguien a odiarlo rápidamente, lo que complica sus relaciones.
Trastorno narcisista de la personalidad: se caracteriza por una sensación de grandiosidad y una necesidad constante de admiración. Las personas con este trastorno pueden sentirse superiores a los demás, lo que lleva a conflictos.
Trastorno de personalidad por evitación: Las personas con este trastorno evitan situaciones sociales por miedo al rechazo. Esto puede llevar a un aislamiento significativo y dificultades en el trabajo y las relaciones.
Desafíos diarios
Uno de los mayores desafíos para las personas con trastornos de personalidad es mantener relaciones saludables. La desconfianza, la dificultad para manejar las emociones y los patrones de comportamiento problemáticos pueden generar conflictos con familiares, amigos, pareja y colegas.
Además, muchos luchan con una autoimagen distorsionada y problemas de autovaloración. La rigidez en el pensamiento y el comportamiento puede dificultar la adaptación a diferentes entornos y situaciones.
Algunas señales
Relaciones interpersonales problemáticas
Conflictos frecuentes: Dificultad para mantener relaciones estables y saludables.
Falta de empatía: Dificultad para comprender y responder a las necesidades y sentimientos de los demás.
Desconfianza excesiva: Sospecha constante de las intenciones de los demás, incluso sin evidencia clara.

Patrones de pensamiento distorsionados
Creencias rígidas: Mantener creencias inflexibles y extremas que no cambian, incluso ante evidencia contradictoria.
Pensamiento en blanco y negro: Ver las situaciones y a las personas de manera extremista, como totalmente buenas o totalmente malas.
Regulación emocional deficiente
Emociones intensas y fluctuantes: Cambios rápidos e intensos en el estado de ánimo.
Reacciones emocionales inapropiadas: Responder de manera desproporcionada a eventos cotidianos.
Comportamiento impulsivo y desadaptativo
Impulsividad: Actuar sin pensar en las consecuencias, a menudo en formas que pueden ser perjudiciales para uno mismo o para los demás.
Comportamientos autodestructivos: Participar en actividades peligrosas o dañinas, como abuso de sustancias, automutilación o conductas sexuales de riesgo.
Autoimagen y autovaloración inestables
Autoestima fluctuante: Cambios drásticos en la autovaloración, de sentirse superior a los demás a sentirse inútil.
Identidad confusa: Dificultad para definir y mantener un sentido claro de uno mismo.
Características más específicas
Aunque esta clasificación que se presenta a continuación ya no se utiliza oficialmente, sigue siendo útil para entender la diversidad y complejidad de estos trastornos:
Paranoide: Sospecha generalizada y desconfianza de los demás.
Esquizoide: Preferencia por la soledad y falta de interés en relaciones personales.
Esquizotípico: Comportamientos excéntricos, creencias inusuales y dificultad para relacionarse socialmente.
Antisocial: Desprecio por los derechos de los demás, comportamientos engañosos y agresivos.
Límite: Miedo intenso al abandono, relaciones intensas e inestables, impulsividad.
Histriónico: Necesidad constante de atención, comportamientos teatrales y emocionales.
Narcisista: Sentido grandioso de autoimportancia, necesidad de admiración y falta de empatía.
Evitativo: Miedo extremo al rechazo, evitando situaciones sociales y laborales.
Dependiente: Necesidad excesiva de cuidado y apoyo, dificultad para tomar decisiones por sí mismo.
Obsesivo-compulsivo: Preocupación por el orden, el control y la perfección a expensas de la flexibilidad y la eficiencia.
¿Qué hacer si detecto estas señales de alarma en mí o en alguien más?
1. Consulta a un profesional de la salud mental
Si sospechas que podrías tener un trastorno de personalidad, programa una cita con un psicólogo o psiquiatra. Estos profesionales pueden realizar una evaluación completa y ofrecer un diagnóstico adecuado.
Si observas señales en alguien más, sugiérele amablemente que considere hablar con un profesional de la salud mental.
2. Considera la psicoterapia
La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia dialéctico-conductual (TDC) son efectivas para tratar diversos trastornos de personalidad. Estas terapias pueden ayudar a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento desadaptativos.
3. Considera la medicación
En algunos casos, la medicación puede ser necesaria para manejar síntomas como la ansiedad, la depresión o la impulsividad. Habla con un psiquiatra para evaluar si la medicación es una opción adecuada para ti.
4. Habla abiertamente y con empatía
Si estás preocupado por alguien más, elige un momento tranquilo y privado para hablar sobre tus preocupaciones. Usa un lenguaje que no sea acusatorio y muestra empatía. Por ejemplo, podrías decir: "He notado que has estado pasando por momentos difíciles últimamente y me preocupa tu bienestar. Tal vez hablar con un terapeuta podría ser útil."
Los trastornos de personalidad pueden ser realmente problemáticos y traer mucho malestar a la vida de quien lo padece y quienes lo rodean. La buena noticia es que no hay que vivir así.
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